«Vidas minadas» es un proyecto inacabable igual que son infinitas las secuelas que provocan las minas antipersona. El autor lleva trabajando con víctimas de esta lacra desde setiembre de 1995. En 1997, 2002 y 2007 presentó diferentes versiones de este proyecto, que recorre la mayor parte de su vida profesional. Hoy vuelve con «Vidas minadas, 25 años», un grito contra una terrible injusticia y un drama diario.
La exposición nos muestra la evolución personal o historia de vida de algunas víctimas elegidas al azar a través de sus imágenes tanto en hospitales, a punto de ser amputados, como malheridos, con posibilidad de morir, o en centros ortopédicos, donde intentaban volver a andar con piernas de plástico. Algunas de ellas han tenido más suerte que otras.
Los responsables de tanto sufrimiento se esconden detrás de una nebulosa de intereses o siglas. La industria armamentística es cada día más poderosa e impenetrable a pesar de las leyes sobre control de armas que se aprueban en los parlamentos de los países democráticos y que casi siempre se convierten en papel mojado a la hora de realizar negocios de la muerte.