Un umbral de la memoria
Estos velos que puedes ver en el patio nos acercan a las 2.238 personas represaliadas en Paterna por el franquismo. Historias que permanecieron en un espacio liminal y que provienen de una oscuridad forzada por la invisibilidad social durante décadas. Ahora se cruza el umbral a través de la memoria, una memoria individual y colectiva que ha de servir para reparar, para dar luz a esa oscuridad y llegar a la verdad.
Esta instalación trata de evocar ese umbral. Los sacos de yute rellenos con tierra del propio cementerio de Paterna simbolizan ese momento de silencio forzado -enterrar para el olvido-, y amarran las telas por su parte inferior, la más oscura, para que permanezcan quietas. Sin embargo, ascendiendo por las telas se deja atrás esa oscuridad cromática para mostrar los rostros, unos rostros que dejan ver en la transparencia a otros rostros. En esta parte superior de los velos encontramos la claridad del blanco, el espacio simbólico de la verdad, con la letra manuscrita de las propias personas represaliadas que quisieron dejar testimonio vital a las generaciones venideras.