La vertiente menos estudiada de la obra de Domènec Badia y Leblich es, sin ningún tipo de duda, la etnográfica. A pesar de que en el momento de la publicación de sus viajes, estos fueron de gran utilidad para unos países que tenían su mirada posada en el Norte de África, Domènec Badia fue relevado posteriormente, por otros viajeros portadores de unos datos más actualizados.
Sin embargo, hay que señalar que muchos de los hechos sociales que Badia narró poseen una sorprendente actualidad. Aunque una de las primeras críticas que se podrían hacer a su tarea etnográfica es que las descripciones son poco metódicas -en cuanto que no hay ningún hilo conductor preestablecido que dé una cierta unidad a los datos recogidos-, se tiene que remarcar su máxima calidad: el intento de explicar, con una fidelidad llena de detalles, las sociedades de los países musulmanes que recorrió.
La exposición Alí Bei, un peregrino catalán por tierras del Islam manifiesta el deseo de recuperar a un Domènec Badia etnógrafo, que nos acerca a las culturas musulmanas a partir de sus escritos y de las colecciones del Museo Etnológico, intentando relacionar dos tiempos y dos culturas: el pasado y el presente del Islam, y la imagen que Occidente construyó.
