Sin mortalidad no habría historia, ni cultura, ni humanidad. Es la conciencia de muerte lo que permite que el ser humano desarrolle la vida. Las culturas son la expresión de abordar y tratar este hecho primordial de la existencia humana. Grandes pensadores han afirmado que la historia no es más que una crónica de lo que los humanos han hecho con la muerte.
Faltar o morir indaga en aquello que significa la muerte para el grupo que experimenta la pérdida de uno de sus miembros, identificando las representaciones colectivas y las prácticas rituales con las cuales los sujetos le dan sentido.
Durante las primeras décadas del siglo XX la muerte estaba inscrita en el destino de las personas: era lamentada, pero aceptada. Los sujetos faltaban de un entorno, de un contexto.
Con la llegada de la modernidad la muerte ha sido desalojada de nuestras vidas, convertida en tabú innombrable, oculta y delegada. Los sujetos mueren más física que socialmente, reduciendo la densidad significativa del proceso de muerte a una expresión estrictamente biológica. El uso de las palabras nunca es inocente. Referirse al proceso de muerte como faltar o morir representa dos modelos en conflicto sobre los cuales hay que reflexionar. Esta exposición pretende ser parte de esa reflexión.