Una muñeca, un patinete, un ramo de palma de Semana Santa, una hoz y una soqueta, una bicicleta, un catre que hizo el abuelo mientras estaba en la prisión en la posguerra, una maleta llena de documentos, cartas y fotografías de alguien que vivió los horrores de las guerras del siglo XX. Estos y otros muchos objetos hasta contar cien son los verdaderos tesoros que el programa Tresors amb història, de À Punt, la televisión pública valenciana, nos ha dado la oportunidad de conocer. La propuesta de poner encima de la mesa el valor que ciertas cosas, ciertos objetos, representan para determinadas personas y sus familias, y a la vez buscar la conexión con el contexto histórico y cultural del pueblo valenciano, no podría ser más atractiva, más generosa. El proyecto televisivo tiene la virtud de acercar con acierto dos mundos que a menudo corren paralelos sin demasiada conexión: el de la cotidianidad de la vida de las personas, sus quehaceres e historias personales, con el de los intereses y los conocimientos de ciencias como por ejemplo la historia, la etnología o la sociología. La excusa, el nexo, para establecer esos puentes han sido las cosas, los objetos.

Acabadas las horas de grabación y emitido el programa con éxito, tocaba presentar la exposición de Tresors amb història. Es por eso que L'ETNO ha producido en colaboración con el Institut Valencià de Cultura una exposición para mostrar al público los cien tesoros seleccionados. Esta exposición ha viajado también al Museo de Bellas artes de Castelló en verano de 2022.